La palabra resiliencia no es nueva, pero se ha puesto de moda en los últimos años. Según la Real Academia Española, este término hace referencia a la “capacidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido”. Un significado que bien podría asociarse a la economía mundial. El crecimiento previsto para 2019 es del 3%, el nivel más bajo desde la salida de la crisis financiera. La desaceleración resulta evidente —en 2017 el avance fue del 3,8% y en 2018 del 3,6%— y hasta cierto punto comprensible: a la fase final de un largo ciclo de expansión se le han sumado lastres geopolíticos de calado. Sin embargo, casi nadie otea una recesión en el horizonte; más bien al contrario, el consenso de los analistas apunta a que en 2020, a medida que el pulso arancelario vaya atemperándose, hay opciones de asistir a una moderada aceleración. La última actualización de las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) calcula un avance del PIB global del 3,4% el próximo año.Seguir leyendo.